¿Por qué es tan importante Las Meninas?
Velázquez pintó Las Meninas en 1656, cuatro años antes de su muerte. Tenía 57 años.
En esta obra volcó toda su sabiduría, fruto de muchos años de observación, práctica y estudio.
Consiguió
adelantarse a su época en la manera de pintar, ya que logró trasmitir
realismo con pocos colores y pocas pinceladas. Puedes verlo en el adorno
del vestido de la infanta Margarita ¿A que de cerca parece un borrón
hecho deprisa y corriendo?
En cierto
modo, ya usaba la técnica que a fines del siglo XIX, adoptarán los
pintores impresionistas.
Respecto
a la profundidad y a la manera de iluminar el cuadro, consigue crear
una atmósfera que difumina los contornos y hace que los colores sean más
apagados y menos nítidos cuanto más lejos están las figuras ¡Da la
sensación de que el aire de la sala casi se puede tocar!
Este método para crear sensación de profundidad se conoce como perspectiva aérea y Velázquez fue el maestro indiscutible.
¿Qué nos cuenta Las Meninas?
La obra representa un momento de la vida en palacio.
En
el centro aparece la infanta Margarita, a la edad de cinco años,
rodeada de un grupo de sirvientes. A cada lado, hay una doncella. Estas
muchachas, que debían acompañarla y atenderla, eran conocidas como meninas y de ahí el nombre del cuadro.
A
la derecha vemos dos enanos, uno de ellos jugando con un perro mastín,
y a otros servidores de la corte: dos que están charlando y uno al
fondo que parece abrir una puerta. Y por supuesto, distinguimos a
Velázquez, que se representa a sí mismo trabajando en un enorme lienzo
con la paleta y el pincel en las manos.
¿Dónde está la incógnita del cuadro?
Si
a nivel técnico es una genialidad, el argumento es apasionante. El
cuadro encierra muchos misterios, pero vamos a centrarnos en la
incógnita principal que durante años ha traído de cabeza no sólo a los
estudiosos del arte, sino a todos los que nos paramos a contemplarlo.
Obsérvalo
durante un rato ¿No te da la sensación de que algunos personajes
traspasan el cuadro con la mirada, hacia afuera, donde estás tú? Es como
si hubiera sucedido algo frente a ellos que llama su atención, pero
¿qué puede ser?… ¡Ahí está el quid de la cuestión!
Para
entender algo más, tienes que buscar a los padres de Margarita dentro
del cuadro. Son los reyes Felipe IV y Mariana de Austria.
¡Ah! ¿Que no los ves? Pues te aseguro que están ahí. Tómate el tiempo necesario para encontrarlos.
¡Claro,
son las figuras que aparecen difuminadas en el espejo del fondo!
Velázquez no los pinta junto a los demás personajes, sino reflejados en
un espejo.
Ahora,
mira el cuadro de nuevo y piensa: si los reyes no están en la sala pero
se reflejan en el espejo… ¿Dónde están los reyes? ¿Crees que están en
el lugar del espectador, es decir, donde estás tú?
Si crees que sí, la historia podría ser algo parecido a esto:
Velázquez está un día cualquiera trabajando en palacio. No sabemos qué cuadro pinta, porque no lo vemos.
Por allí está la infanta Margarita acompañada de su séquito, cuando de
repente, los reyes entran por sorpresa en la sala. Algunos se dan cuenta
y levantan la mirada. Se supone que los reyes están donde estás tú como
espectador y por eso se reflejan en el espejo del fondo ¿Lo ves?
Velázquez
incluye a los reyes en el cuadro de una manera muy ingeniosa: nos hace
saber que están ahí, en la sala con los demás, aunque no los veamos en
la escena.
Pero claro, también hay otra opción. Observa la imagen de nuevo.
¿Y si los reyes no acaban de entrar, sino que han estado posando para el pintor?
Veamos esta posibilidad:
Imagina
que los reyes están sentados porque Velázquez les está haciendo un
retrato. Su hija ha decidido bajar a la sala a ver cómo va la cosa junto
al resto de acompañantes. De repente, el rey y la reina deciden que ha
llegado la hora de irse y que ya seguirán posando otro día. Se levantan
de sus asientos y al ponerse de pie, el espejo de fondo capta su imagen.
Velázquez deja de pintar y les mira, al igual que la infanta Margarita y
otros sirvientes.
Si esto fuese así, hay un misterio que quedaría resuelto ¿Sabes cuál?… ¡Claro! Sabríamos qué cuadro está pintando Velázquez: ¡el retrato de los reyes!
Según cómo interpretemos lo que sucede, desvelamos cosas del cuadro que en realidad no vemos ¿No te parece magistral?
Por
si esto fuera poco, hay todavía más alternativas, como puedes ver en el
dibujo superior: que el espejo no refleje la imagen de los reyes, ni
entrando ni levantándose después de posar, porque… ¿Y si lo que refleja
es lo que Velázquez está pintando?
En realidad, nosotros sólo vemos la parte de atrás del cuadro, el bastidor, pero si te fijas, está girado hacia el espejo ¡Quizá Velázquez está pintando a los reyes y es el lienzo lo que se refleja!
Hay
quien riza el rizo y opina que se retrata a sí mismo pintando Las
Meninas y en ese momento aparecen los reyes. Aunque no lo veamos, serían
Las Meninas dentro de Las Meninas.
Y tú… ¿Cuál crees que es la solución a esta gran incógnita? ¿Cuál es la que te convence más?
Velázquez
nos introduce en la pintura y nos invita a jugar, a pensar, a descifrar
lo que está sucediendo justo en ese momento congelado en el tiempo.
La genialidad del genio
Quizá
te haya resultado un poco complicado, pero espero que haya servido para
despertar tu curiosidad y apreciar un poco más la grandeza de esta obra
en la que Velázquez quiso dejar clarísimo que era un genio en todos los
sentidos.
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